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Un testimonio de fe

POR MARCOS SANTOS. – El año pasado, una persona que por el momento no vamos a mencionar su nombre, visitó un urólogo, y tras una conversación con el especialista, le indicaron una sonografía prostática.

El estudio fue hecho de inmediato, y los resultados fueron agrandamiento de la próstata y la presencia de nódulos.

El medico en cuestión, recomendó la realización de una biopsia “para estar tranquilos y descartar cualquier situación que fuera a salirse de control.

A primera instancia, el paciente dijo que si, pero después cambió de opinión, y decidió buscar una segunda, y en su caso una tercera opinión.

Las opiniones recomendaron la realización de una Resonancia Magnética, y los resultados resultaron favorables, no había necesidad de realizarse la biopsia.

Si embargo, todo este proceso a la persona le causó problemas de salud mental.

No obstante, los resultados favorables, sentía ansiedad y sobre todo mucho miedo.

Una situación que le estuvo acompañado alrededor de un año.

Hoy día, la persona no siente ansiedad, ni miedo.

Esa persona hizo lo necesario para no dejarse atraparse por la ansiedad y el miedo, o cualquier otro tema relacionado con la Salud Mental.

Primeramente, buscó ayuda profesional.

Asistió a terapias sin fallar, recibió muchísimo apoyo de su familia, esposa, familiares cercanos, y contados amigos.

Pero lo mas notorio de todo este proceso, es que, en medio de su tribulación, en medio de su angustia, decidió buscar a Dios.

Y así, un buen día, fue temprano un domingo a la Iglesia Charis, y estando allí, decidió entregarle su vida a nuestro Señor Jesucristo, y de repente, en ese mismo momento, sintió un gran alivio, la ansiedad, la angustia y el miedo desaparecieron de repente, y la persona se sintió muy feliz, dio gracias a Dios por todo lo recibido en tan poco tiempo, cuestión de minutos, y salió de allí, de ese templo, muy agradecido con Dios.

Para sorpresa suya, al otro día, al despertarse, lo hizo acompañado de la ansiedad, el miedo y la angustia.

Esas tres cosas, que le habían atormentado durante largos meses, estaban ahí, presentes con nuevos bríos.

Pensó que Dios se había olvidado del milagro que hizo el día anterior, y que, “lo había soltado en banda”.

Se puso a llorar.

No obstante, su difícil situación, tomó una biblia, que su cuñada le había regalado, y buscó palabras de aliento para su situación.

Aunque no sabía, y de seguro tampoco hoy todavía sabe, se puso a orar, y en cada oración le daba gracias a Dios, y le pedía a Dios que le diera paz y tranquilidad, que lo liberara de aquello que lo atormentaba.

Pero bueno, que curioso un hombre dándole gracias a Dios en medio de una tormenta interior.

Y es que el hombre entendió, a través del Espíritu Santo que hoy mora en él, al entregarle su vida a Dios, que después de confesar sus pecados ante el Señor, y arrepentirse, y, sobre todo, tener fe en Jesucristo como único guía y salvador, que todo lo que le sucedía, toda esa ansiedad, miedo y angustia, era por la voluntad expresa del Rey de Gloria y Señor de Señores, porque como dice la Palabra en Juan capitulo 16 versículo 33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

Hoy día, ese hombre no siente miedo, angustia, ni ansiedad, y aunque no está exento de volver a padecer de esas cosas terribles, todos los días da gracias al Señor, trata de vivir una vida plena, alejado del pecado y de las tentaciones, y aunque somos pecadores, si buscamos al Señor a través de Cristo Jesús, nuestros pecados serán perdonados, siempre y cuando exista en nuestros corazones arrepentimiento sincero.

Y algo importante, esa persona tampoco siente miedo por las cosas del mundo, porque su justicia se basa en Jesús.

Tomare prestado estos párrafos de un devocional que cada día comparte uno de los Pastores de la Iglesia Charis, a los integrantes de una célula a la cual pertenece nuestro personaje hasta ahora desconocido.

«Satisfechos solo en Cristo»

Vivimos en una cultura que nos dice constantemente que necesitamos más: más cosas, más experiencias, más reconocimiento, más logros. El problema es que, aunque logremos obtener lo que buscamos, el vacío del corazón siempre reaparece. El alma humana tiene una sed que nada creado puede saciar.

El salmista nos muestra la clave cuando declara: “me llenarás de alegría en tu presencia y de dicha eterna a tu derecha” Salmo 16:11 NVI

La plenitud no está en acumular logros, sino en la presencia de Dios. La felicidad que promete el mundo es temporal; la que ofrece Cristo es eterna.

Esta dicha se experimenta, a nuestro modo de ver, en lo que dice la Palabra en 2 Corintios capitulo 5 verso 17 “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Gracias por leerme hasta aquí.

La identidad de esa persona es la misma que la del autor de este testimonio de fe y agradecimiento a nuestro Señor Jesús.

Bendiciones para todos y todas, y si todavía no has entregado tu vida a Cristo, hazlo, porque no te imaginas de la dicha que te estas perdiendo.

EL AUTOR ES DIRECTOR DE CALLE56.COM

Marcos Santos

Conductor del programa «Con Marcos Santos», que se difunde por el canal 8 de Telenord de lunes a viernes de 6:00 a 7:00 de la noche

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